No a la mercantilización de la persona
Contra la trata: erradicar la mercantilización de la persona. El Grupo Intereclesial contra la Trata hace un llamamiento para actuar contra esta plaga global y trabajar por su erradicación.
Con motivo de la celebración del Día Europeo contra la Trata de Seres Humanos, el Grupo Intereclesial contra la Trata –formado por Justicia y Paz, Fundación Amaranta, Fundación Cruz Blanca, Confer y Cáritas— hace un llamamiento a todas las instituciones y organizaciones privadas y públicas, tanto a nivel local como internacional, para actuar unidas contra esta plaga global, trabajar por su erradicación y sensibilizar a la ciudadanía en este compromiso común bajo el lema “No a la mercantilización de la persona”.
La trata de personas en España y en el mundo produce grandes beneficios económicos a los traficantes. En esta práctica inhumana, las personas son “cosificadas” y convertidas en meros objetos de compra-venta e intercambio, debido a la gran demanda de prostitución, pornografía, explotación laboral y tráfico de órganos ante la indiferencia y el apoyo más o menos consciente, en ciertos casos, de la sociedad. De ahí el énfasis que el Grupo Intereclesial contra la trata pone en la importancia de la ayuda de cada ciudadano y del compromiso personal para, uniéndose a otras personas, poder erradicar la trata.
Víctimas invisibles con rostro femenino
La trata es una realidad presente en todo el mundo, pero apenas visible. Aunque no hay datos fiables, según la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Crimen (UNODC) solo el 1% de los 2,5 millones de las víctimas son identificadas. La mayoría son mujeres (49%) y niñas (23%), con una menor proporción de varones (21%) y niños (7%).
Su invisibilidad es fruto de la hipocresía de quienes, por ejemplo, demandan servicios de prostitución y de la sociedad que tolera estas prácticas. Pero la trata no es solo para explotación sexual, sino que también se da en los casos de explotación laboral, mendicidad, crimen organizado, tráfico de órganos, matrimonios forzosos o adopciones ilegales, entre otras, que se ejercen siempre contra la voluntad de la víctima y con uso de violencia, coerción o engaños por parte del traficante cuyo objetivo último es un gran beneficio económico.
La trata humana, que convierte a las personas en “mercancía”, es una práctica perversa de nuestra cultura y sociedad. La comercialización del ser humano no puede permitirse, porque cada víctima es una persona única, con dignidad y derechos irrenunciables. La dignidad de cada persona tiene que ser respetada. « ¡Las personas no están en venta! ».
Un “negocio” cada vez más global
El delito de trata de personas no es nuevo. Lo que resulta novedoso es su expansión global, impulsada por la creciente demanda mundial de sexo y pornografía, de mano de obra barata, de órganos humanos, o de niñas y mujeres para el matrimonio. Actualmente este “negocio” global, donde las víctimas son compradas, vendidas, intercambiadas y utilizadas para satisfacer esas demandas, es la actividad ilegal más lucrativa después del tráfico de drogas y de armas.
La Organización Internacional de Trabajo estima que la trata de personas es uno de los negocios criminales más rentables en el mundo al generar más de 150 mil millones de dólares anuales. En España, la trata con fines de explotación sexual mueve unos 5 millones de euros al día y unos 1.850 millones al año. Los traficantes se benefician de la demanda creciente de “carne joven” y de “mano de obra fuerte y barata”, en un “mercado inhumano” con bajo riesgo y grandes ganancias, aunque constituya una violación flagrante de los derechos humanos. Las víctimas, forzadas a hacer lo que no quieren sin ningún beneficio, son las perdedoras.
Llamada a la responsabilidad personal
El Grupo Intereclesial contra la Trata, apoyado por la sección de Trata de la Comisión Episcopal de migración, recuerda la responsabilidad personal que tenemos tanto en la persistencia de este escándalo como en la erradicación del problema: con nuestro silencio ante la explotación de personas en la prostitución, ante situaciones de explotación laboral, de venta de productos a bajo precio, de acceso a los órganos que necesitamos… Cuando callamos, sin hacernos preguntas, y nos beneficiamos.
En esta Jornada europea, el Grupo denuncia, junto con el papa Francisco, la complicidad con la que la sociedad tolera y mantiene la trata, y apela a todas las personas de buena voluntad a solidarizarse con quienes se ven sometidas a la trata y con las que están saliendo de ella. Invita a conocer mejor la realidad de la trata, a vivir el voluntariado en asociaciones para acompañar a las víctimas y a unirse en la batalla común contra la comercialización de seres humanos. Como animan sus responsables, “pon tu grano de arena en la playa de la libertad para que todos los seres humanos puedan disfrutar de la vida, el amor y la libertad para la que hemos nacido”.