Entramos hasta el corazón de estos jóvenes… Jóvenes que, pese a su corta edad, sacrifican muchas cosas en su vida privada por ayudar a los demás.
Cristina Goñi, Marcos Hervella, Alex Nagore y Miguel Oyarzabal, son algunos de los responsables del Grupo Motor. Un grupo que decide crear Cáritas para rejuvenecer su voluntariado. Así nos lo cuenta Alex:
Nos convocaron a algunas de las parroquias que más movimiento de jóvenes tenían para ver qué proyectos podíamos llevar a cabo. Hemos empezado a hacer un análisis de lo que realmente ocurre en nuestros barrios, ver qué necesidades hay y comprometer así a los jóvenes cristianos para que empecemos a hacer algo por los demás.
Pequeños Corazones, surge porque a este Grupo Motor, les cuentan que el púbico más pequeño de la Tómbola, sale un poco frustrado al ver, en alguna ocasión, que esos boletos que han comprado con tanta ilusión, no tienen premio. Entonces es cuando estos jóvenes aprovechan para enseñarles que no todo en la vida es ganar. Que hay valores, que no se pueden comprar…
Queremos que los niños entiendan que ese dinero que se han gastado en los boletos, sirve para ayudar a los demás, consiguiendo que no sea tan frustrante.
Asegura Cristina.
Alex, tiene muy claro qué hacer con los críos tras esa pequeña decepción:
Vienen aquí, les damos sus globos, gominolas y les animamos a dibujar. Les damos cinco palabras, cinco valores y ellos tienen que elegir una y pintarla… Es entonces cuando les explicamos qué valor tiene su palabra elegida. Y ellos, quedan encantados. Siempre se van con una sonrisa… Por cierto, aunque ya no estemos, muchos de estos niños pueden seguir dibujando en su casa y trayéndonos sus pequeñas obras de arte a la Tómbola hasta el 15 de julio… ¡Queremos tener miles de valores dibujados!
Esos valores son: la persona, es lo más importante de todo; la justicia; la misericordia; el servicio y por supuesto, caminar juntos. Casualmente, el valor más elegido por esos pequeños, es el primero de la lista: la persona. Valor que tiene por bandera Cáritas…
Han sido tres fines de semana con una valoración positiva. Miguel, tiene muy claro cuál es el fin de este proyecto:
Ha sido un experiencia piloto, no sabíamos muy bien cómo iba a resultar… De hecho, algunas cosas las hemos ido cambiando por el camino, porque veíamos que funcionaban mejor. Pero sobre todo, ojalá les haya llegado esos valores que hemos intentado inculcarles.
Se llevan una buena sensación del trabajo realizado y una experiencia inolvidable junto a los más pequeños.
Pequeños, que muchos de ellos, han ido las tres semanas hasta el Paseo de Sarasate a exponer sus dibujos aprendiendo unos valores que para siempre, quedarán en sus pequeños corazones…
El año que viene, ¡volveremos!