Estrenó su nueva casa, una estructura metálica verde, amarilla y con cubiertas curvas.
Fue un proyecto del estudio BLB ARQUITECTOS, formado en esa época por tres jovenes recién licenciados en arquitectura: Juan Ignacio Barberena, Juan Carlos Botanz y Pedro López. Para ellos fue su primer proyecto “Nos trae a todos recuerdos muy amables”, nos cuenta Juan Carlos Botanz, “lo cogimos con muchas ganas, queríamos hacer las cosas bien. Hicimos muchísimos dibujos y bocetos… todo a mano. Estuvimos en el montaje e incluso, comíamos allí. Teníamos muchísima ilusión».
Se enfrentaron a este proyecto con toda la ilusión del mundo y con todas las tendencias e imágenes de los arquitectos con los que habían trabajado durante la carrera. “No recuerdo exáctamente cómo afrontamos el proyecto. Me vienen flashes de JAMES STIRLING, que realizaba sus construcciones con mucho colorido y metálicas. Sí que recuerdo que queríamos hacer algo moderno, diferente, pero exactamente no sé cómo gestó la idea. “
Y probablemente de ahí surgieron los colores verdes y amarillos de la actual estructura.
“Escogimos el Verde porque es el color de Pamplona, por los árboles de Sarasate y después pusimos un punto de color para que la estructura no pasara desapercibida»,
Las cubiertas curvas de tómbola son una de sus señas de identidad. “Son una forma de proteger los espacios interiores, explica Botanz, «una manera de envolver la zona que queda entre las dos edificaciones. Encima pusimos unos tirantes para sujetar la cubierta. Ahora mismo creo que no son necesarios porque la cubierta se sujeta con la propia estructura, pero entonces no había tanto conocimiento. Son amarillos para destacar, como una especie de vela de mástiles que se ven desde cualquier sitio».
El mayor condicionante en el diseño, según Botanz fue el tema del montaje y desmontaje. «Tenía que ser un sistema modular que fuera fácil de montar y desmontar. Todos los paneles están colgados, la cubierta atornillada… Son una costillas a las que se van enganchando todos los elementos. También cuenta con una base con tornillos para regular el nivel porque Sarasate está inclinado. La verdad, fue un trabajo muy divertido”.
