TFNO GENERAL: 948 225 909 · CITA ACOGIDA: 608 608 089 · CITA INMIGRACIÓN: 663 289 113

Noticias

El mejor premio, la sonrisa de un niño.

Tener la suerte de ver a un niño coger boletos con la cara del que espera que ocurra algo fantástico, no tiene precio.

Ese es el caso de este pequeño osasunista, Marcos Lizaso Briones.

Un crío de 11 años que hace mucho tiempo bautizó a la Tómbola como “La Boletería” y que disfruta cada minuto que pasa allí. Pese a su corta edad, recuerda perfectamente cuando empezó

Vengo a la Tómbola desde pequeño… Tendría unos 5 años. Y siempre he venido con mi madre o con mi abuelo Javier. Me gusta venir con ellos, porque me compran un montón de boletos.

 Boletos que en muchas ocasiones, le han sacado grandes sonrisas.

Me acuerdo de casi todo lo que me ha tocado aquí: paraguas, trapos de cocina, un montón de vasos, juegos… ¡Hoy me ha tocado atún y unas palas para la playa!

Solo tiene 11 años, pero Marcos está muy concienciado…

Sé que aunque no me toque gran cosa, parte de ese dinero va para los niños pobres. Me parece bien que se reparta entre las personas que más falta les hace, me alegro mucho.

Es la quinta vez que Marcos viene con su abuelo, Javier Lizaso, este año. Un hombre entrañable que cuenta que siempre ha ido con sus cuatro nietos a la Tómbola,

Es una tradición. Aunque ahora, a los nietos mayores, me cuesta más convencerlos. Pero mira, agarro al pequeño de la mano, a Marcos, y me lo subo hasta el Paseo de Sarasate… ¡Viene feliz!

Javier, está convencido que todo esto sirve de algo.

Siempre hemos cogido boletos… No es tanto el qué nos va a tocar, sino el fin. Mi mujer junta todos los boletos de “reúna” y suele coger alguna cosilla importante. Las personas que están detrás del mostrador, es gente muy maja.

Marcos tiene una cosa muy clara:

Cuando sea mayor y tenga hijos, yo también les traeré hasta aquí. ¡Quiero que vean que esto es súper guay! Y si ellos quieren, que sean voluntarios… Yo lo seré algún día, ¡como mi madre! Ella, es una de las vendedoras de boletos.

Sin duda, la inocencia de un niño es una fuente de energía inagotable…

Scroll al inicio